La sociedad digital y los liderazgos
No se ha logrado un avance más ágil en el desarrollo de una sociedad digital porque hace falta una estrategia y un liderazgo integral. El avance de las tecnologías digitales lo ha cambiado todo, incluyendo los estilos de liderazgo. Los empleados quieren sentirse más dueños de lo que hacen en lugar de seguir solo órdenes; los clientes quieren participar en el proceso de marketing y de desarrollo; y los líderes están descubriendo que organizaciones abiertas y ágiles pueden ser dirigidas de forma más eficaz que las organizaciones donde “todo conocimiento y dirección vienen de arriba.
Estamos experimentando una gran transformación a nivel mundial porque las nuevas maneras de comunicación social han permitido una aceleración que permite acercar lo que ocurre en casi todas las empresas. No es culpa de nadie, solamente es un momento disruptivo el que nos está tocando vivir. Resulta muy difícil prever hacia dónde va este mundo en el que los vertiginosos avances de la tecnología y la comunicación global nos cambian el paso prácticamente a diario, inundando toda la realidad que nos rodea como la ola gigante.
Cada época histórica va asociada a un tipo de liderazgo. La Edad Antigua, tal vez por ser la más larga, fue una época de constantes cambios políticos: las dinastías de emperadores despóticos en la antigua Grecia; el Imperio Romano, seguido de la República, donde el poder se repartía entre los miembros del Senado; el poder divino que confería a los faraones la legitimidad de su liderazgo en Egipto. En la Edad Media era característico el modelo de liderazgo feudal, donde una sola persona ejercía un férreo control sobre sus súbditos. La Edad Moderna supuso el inicio de las estructuras democráticas que han llegado hasta nuestros días. La historia del mundo ofrece cantidad de ejemplos donde podemos ver el modo en que la figura del líder ha ido cambiando en función de su contexto.
Esa transición digital y global precisa de nuevos liderazgos, capaces de asimilar los cambios que las tecnologías y las ciencias de la información comportan y extraer todas sus ventajas, identificando riesgos y estableciendo nuevos parámetros que correspondan a un entorno social caracterizado por: la generosidad y la honestidad a la hora de facilitar datos, información y conocimiento; la transparencia en el momento de compartirlos, gestionarlos y ponerlos en valor, y como no, al mismo tiempo, reciprocidad en las relaciones que se establecen entre gobernantes y gobernados, administradores y administrados, proveedores y usuarios, clientes y consumidores, empleadores y empleados.
Los nuevos líderes en el mundo de la empresa y la política deben cumplir con el perfil de la nueva sociedad de la información, donde prima la colaboración, el trabajo en equipo, la transparencia, la creatividad, en una actitud de escucha permanente para aprovechar el talento existente tanto en grupos como en la sociedad.
Ahora bien, no podemos quedarnos solamente en las características personales de los líderes, pues estaríamos cometiendo el error de simplificar su valor. ¿Consideraríamos a una persona, como, por ejemplo, Hitler un líder?; probablemente contestaríamos que si, en definitiva, supuestamente, cumple con todos los parámetros del liderazgo. Pero ¿qué aportaron estos personajes a la humanidad?
No basta con tener seguidores y «lograr» los sueños propuestos, ya que hay que validar la legitimidad de los mismos. Es por eso que sólo debemos referirnos a un verdadero líder como aquel que aporta a lo sociedad crecimiento, no destrucción, dirigiendo desde el conocimiento y no desde el poder. Eso nos ayuda a no caer en la tentación de ver al líder como el salvador del mundo de turno, puesto que no tiene por que ser así, el hombre no es perfecto y esa afirmación no es ajena en ningún caso a los líderes, desmitificarlos es el primer paso para descubrirlos y comprenderlos.
Analizando desde otra perspectiva el liderazgo, encontramos a la visión, elemento medular que identifica al líder. La visión juega un papel fundamental en el éxito de un buen liderazgo, pues constituye el motor principal que impulsa al hombre a buscar nuevos caminos y además es el punto de contacto con el resto de las personas. En definitiva, es la visión o sueño la que se comparte y por la que se decide caminar juntos, amén de las características personales del líder.
Se requiere liderazgo institucional: la cultura de la era social y digital lleva años instaurada en la sociedad. Las instituciones educativas no pueden permanecer ajenas a este hecho, por lo que se torna fundamental un liderazgo institucional basado en la construcción de un sentimiento de comunidad sólido, unido a un uso de las tecnologías sociales desde y para la pedagogía.
La construcción del currículo de cualquiera de nosotros o de cualquier lider deberá configurar los nuevos perfiles que demanda la sociedad tendrá que hacerse entre todos los agentes involucrados en su desarrollo. La sociedad y las escuelas deben colaborar para adaptar la formación a las demandas sociales de esta nueva era social de información y colaboracion.
En primer lugar, esta importancia estratégica para la competitividad y la economía solo se materializará si los representantes políticos la comprenden y la hacen suya para la toma de decisiones y la puesta en marcha de políticas públicas tanto a nivel europeo como en los países miembros. Y es que una cosa son los planes (Agenda de Lisboa, Agenda Digital…) y otra cosa es la acción y el liderazgo real.
Finalmente, en estos años se está subrayando y reclamando a los profesionales y empresas maximizar la adaptabilidad, flexibilidad y velocidad de cambio como capacidades y comportamientos clave en el presente y el futuro. Y consecuentemente con ello muchos de los profesionales y empresas no solo están realizando importantes esfuerzos en este sentido, sino que han hecho lo más difícil: decidir cambiar y hacerlo.
Por tanto, hay que ser un tanto escéptico pero abierto de mente. Para ello los directivos que optan por un “Liderazgo Digital” han de jugar con frecuencia con el método de ensayo y error. Hay que quitarse prejuicios de encima y dar un voto de confianza al “mundo social y digital”. Una vez que se conoce y uno se familiariza con el, se podrá comprobar que los beneficios merecen la pena. Es difícil entender a un cliente, proveedor, empleado que ya está metido en ese mundo, si uno se encuentra fuera.
En cualquier caso para desarrollar esta competencia para desarrollar el liderazgo social y digital es preciso que los lideres inviertan en su equipo con la voluntad genuina de favorecer su crecimiento personal y profesional, transmitiéndoles una visión inspiradora e incluyente del proyecto y exigiéndoles que den lo mejor de sí mismos en el proceso de convertir esta nueva situación en una realidad.
El liderazgo social constituye una de las habilidades sociales más complejas, en cuanto que está presente en toda organización e incluso en toda situación grupal. Bien se hayan centrado en estudiar la figura del líder, o las variables y habilidades principales que intervienen en situaciones de liderazgo eficaces, el liderazgo digital es una de las habilidades sociales que se empieza a imponer en el ámbito de los recursos humanos, focalizándose muchas veces como una de las principales habilidades directivas para un buen liderazgo.
Por lo tanto, un lider debe desarrollar competencias comunicacionales sociales presentes en toda interacción interpersonal, enfatizando las dinámicas de comunicación digital y social que intervienen durante el ejercicio de esta nueva manera de dirigir y gestionar personas.
Hay que tener muy presente este interesante dato: Las empresas que nacen hoy comparten características que no tienen las del siglo pasado. En primer lugar, son empresas con mentalidad global, que piensan en los mas de 2.500 millones de internautas de hoy –o que en la actualidad ya hay mas de 7.800 millones de personas con móvil–; pero no piensan en países ni en barreras.
Además, gracias a la capacidad de las nuevas tecnologías para igualar a grandes y pequeños, son empresas escalables; también flexibles (hay que tener en cuenta que a dia de hoy ya hay mas de de 1.000 millones de personas teletrabajando desde sus casas. Y, por supuesto, lo primero que se plantea es cómo pueden vender por Internet.
Lamentablemente, existen cantidad de ejemplos de empresas que están en Internet, aunque se ve claramente que no quieren vender a través de este canal. Por último, como Internet hace las cosas tan transparentes, las empresas transpiran los valores 2.0, es decir, esa misma transparencia y honestidad del nuevo liderazgo digital.
En las experiencias que hemos tenido para realizar este cambio cultural, debemos tener muy claro lo siguiente: cambiar es aprender y aprender es cambiar. Y eso no es fácil de manejar ni de gestionar. Todos queremos el cambio, pero a nadie le gusta que le cambien. Para cambiar hay que aprender, antes, durante y después del cambio. Si aprendes y no cambias es que no has aprendido nada.